Bienvenid@s a este blog que para mí sin lugar a dudas es muy especial... ¿El motivo? Que desnudo mis pensamientos



martes, 26 de enero de 2010

El primer amor en silencio

He tenido varios amores en mi vida que se han mantenido en silencio, esos amores que por miedo al rechazo prefieres hacerte castillos al aire y seguir soñando. ¿Para qué sufrir si en tu mundo imaginario todo es perfecto?

El primer amor en silencio fue sin lugar a dudas en la primaria. Me pasé 3 largos años enamoradísima de un chico de mi clase, llevando esa penitencia en silencio y sintiendo cada mínimo contacto con él como si me regalase la luna.
Estoy convencida de que a partir de ese chico definí mi atracción por los hombres morenos, hombres tipical spanish, hombres que no tienen ningún rasgo afeminado (lo siento detesto tanto metro-sexual)... y ese primer amor en silencio, lo era.
Me traía loca y nunca mejor dicho. Cualquier movimiento que hiciera o cualquier palabra que gesticulara me parecía perfectas... El simple hecho de pedirme cualquier cosa, para mí lo era todo y ese día me iba a mi casa más feliz que unas castañuelas (me encanta recordar ese preciosa etapa).

Pero en todo amor platónico, todo amor en silencio tiene su lado malo... Los celos. Sufría como una condenada. Hasta que cometí la mayor tontería que hice en esa edad y fue cuando dije "basta! se acabó seguir perdiendo el tiempo de este modo".
Un día, en una fiesta que se organizó en el colegio, mi maravilloso mundo se derrumbó cuando lo vi bailar con el putón de la clase. Se que no le gustaba esa chica pues solo había que verlo cómo la trataba a sus espaldas pero eso no hizo que me hiciera sufrir tantísimo. No lo pude soportar y me fui a casa llorando como una madalena.
Del odio y la rabias que llevaba dentro de mí, lo descargué con mi armario. Comencé a sacar ropa, como si estuviese poseída y comencé a vestirme con las cosas que fueran lo más putón que tenía.. lo que más enseñara, lo que más provocara (tenía la suerte de que yo era la que estaba más desarroyada para mi edad).
Me vestí de esa guisa... y me fuí a dar una vuelta.

Cuando pasó el calentón me sentí la persona más ridícula que había en ese momento. Me sentí estúpida vestida de ese modo y no me sentía yo misma, así que volví a mi casa y de vuelta a ser yo misma, porque no hay nada más hermoso en esta vida, que ser uno mismo.

Se me acabó la tontería y dejé de soñar con ese chico.

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