Bienvenid@s a este blog que para mí sin lugar a dudas es muy especial... ¿El motivo? Que desnudo mis pensamientos



miércoles, 20 de enero de 2010

Una de recuerdos

He decidido plasmar recuerdos que aún conservo. Recuerdos que han formado parte de mi vida, siendo los momentos más importantes, desencadenando alegrías y tristezas... en definitiva, definiendo mi vida tal y como ha pasado.

Anteriormente dije que hay que vivir el presente y es lo que pienso hacer, pero al mismo tiempo quiero girarme, mirar hacia atrás y recordar aquellas situaciones en los que me ha hecho cambiar y ser la persona que soy hoy en día. No dudo en ningún momento en que seguiré evolucionando, pues así son las cosas... evolucionas según van pasando los días y según vas viviendo experiencias que nos hacen más fuertes y muchas veces, más débiles.

A veces pienso cómo puedo llegar a acordarme de la primera vez que acudí a la guardería... que con solo 2 añitos esa viviencia me marcara e hiciese que ese recuerdo vaya  acompañándome en el transcurso de mi vida.
Recuerdo que para mí fue el primer suceso traumático de mi vida. Estaba demasiada apegada a mis padres, incluso en esa época, lo estaba muchísimo de mi padre (quizás porque mi madre era la que me regañaba y él era como el "salvador"). Era angustiosa esa sensación de meterme en un lugar desconocido para mí, quizás de ahí es donde se comenzó a matizar esa inseguridad que tengo actualmente de ir a lugares desconocidos y públicos. Lloré a lágrima viva, como si me estuvieran abandonando.
No duré mucho allí pues mis padres me sacaron y me pude quedar con mi madre (ella trabajaba en casa), pero lo poco que estuve allí fue sin lugar a dudas un martirio chino.
Era llegar a la zona y los lloros y mocos colgando no me los quitaba nadie. Si no era suficiente  con aquello, se ajuntó que una de las cuidadoras (recuerdo que era una mujer mayor) era la bruja personificada. Me trataba con muchísima brusquedad. Yo no hacía nada y lo digo literalmente, me sentaba en una silla y allí nadie me movía. No era ni capaz de levantarme para ir a orinar, así que me lo hacía encima (yo moverme de mi silla? Vamos, ni aunque se caiga el mundo bajo mis pies). Quizás por ese motivo esa mujer tenía tan malas pulgas y siempre me arrancaba de mi lugar sagrado, mi silla, para obligarme a hacer actividades que yo detestaba.
Pero toda historia tiene su lado bueno... Había otra cuidadora que era la dulzura en persona. Recuerdo que llegó un momento que esa chica se adelantaba y me arrancaba de mi silla con cariños y besos, llegó un momento en que sentí muchísima dependencia a esa cuidadora y no había manera de moverme de mi silla si no era con ella...

Finalmente, una de las cosas que a día de hoy no comprendo: Con esa edad, con solo 2 preciosos añitos, comencé a descubrir el amor. Lógicamente no tiene el mismo significado que actualmente, pero estaba todo el día boquiabierta con ese niño. Era el hijo de la cuidadora "buena"... Se llamaba Cristian y siempre recordaré su pelo... media melena y de color negro, negro como el azabache, un negro que a día de hoy no he vuelto a ver en ningún hombre.

Supongo que en la asignatura de psicología del desarrollo podré comprender porqué a esa corta edad, sentía algo así por un niño que asemejo mucho a cuando las niñas a corta edad comenzamos a descubrir el sexo con roces (otro de los momentos que también recuerdo y que explicaré más adelante).

En fin... momentos de una guardería llamada, Chupetín.

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