Milú

Es curioso que se dedique una entrada a este motivo, pero siento que debo de hacerlo porque durante 17 años ha formado parte de mi vida.

Ayer fue un día muy duro para mí pues decidí ponerle la injección a mi primer perro, Milú. Tenía 17 años de vida, a pesar de que llevaba dos años ciego y sordo, él hacía una vida digna, pero hace dos días ya dejó de caminar y de comer. Lo tenía mi padre en su casa y optemos por traérmelo  a la mía, pero era un sufrimiento.

Estube todo el día de ayer acariciándole, padeciendole ese dolor que sentía (era un sufrimiento verle quejarse) y decidí hablar con un veterinario de confianza para acabar con su sufrimiento. 

A pesar de llevar 2 años que yo no tenía contacto diario con mi pobre perro (al casarme dejé de tenerlo), sentí ayer que se iba un trozo de mi vida. Hace 17 años como curiosidad se trajo a Milú  pero se trajo mediante una elección: un perro o un hermanito (menudas elecciones que he tenido en mi vida) y yo opté por Milú. En cierto modo estoy convencida de que mucha gente lo hubiera sacrificado desde el primer momento que nos mordió, pero nosotros jamás fuimos capaces de ello.. Era una raza pequeña, un mestizo y a pesar que tenía sus malas pulgas tb nos daba mucho cariño. Sé que suena cursi todo esto pero laws cosas son así cuando sientes amor por los animales.

Fue duro vivir lo de ayer pues jamás me había encontrado en esta situación. Tuve la gran suerte de que el veterinario decidió dormirlo antes (pocos veterinarios lo hacen) para que estando descansadito y dormidito, no sufriera lo más mínimo. Estube con él cada minuto del proceso y acariciándole para que sintiera que yo estaba cerca de él, a su lado y jamás solo.

Leo estas palabras y sé que mucha gente pensará que todo es cursería y que hay cosas más importantes por las que derrarmar lágrimas pero son palabras escritas desde mi corazón, sin pensar en cómo suenan, sin mirar sin tiene coherencia sintáctica y gramática.. simplemente tal  y como sale de dentro de mi ser y tal y como lo vivo y siento.

Esta es una dedicatoria al primer perro de mi vida; Milú