Nuestra intimidad

Ayer en www.20minutos.com en un blog de El becario escribió un artículo (por llamarlo de alguna manera), en el cual ilustraba una foto de un señor que estaba en la primera fila de la Lotería Nacional insultándolo, así sin más. ¿Qué es un insulto para mí? El simple hecho de decir que era el hombre más cabreado del sorteo. En esa misma foto había más gente, una chica que tiene una mirada de "qué coño haces?" y algunos señores más... todos escuchando el canto de los números de la lotería.

El caso es que esa gente es anónima, es decir, gente que va a ver si le ha tocado el número y dudo bastante que tengan ganas de salir ahí en medio, en una fotografía en donde el periodista (será realmente esa su profesión? Pues carece de profesionalidad) medi insulta a un buen señor que lo único que hacía era escuchar el canto de los números y algo mosqueado porque los periodistas no tienen nada mejor que hacer que ponerse delante.
Esa web donde publica eso lo lee muchísima gente en el cual la gente hace sus comentarios, tanto buenos como malos (cuando digo malos hablo de mofas). Yo soy ese señor y os aseguro que denuncio al lumbreras que no tiene nada mejor que hacer que sacar mi careto en internet, en un internet que lo ve millones de personas.

Por otro lado está lo de todos los años por épocas veraniegas... El reportaje de la calor que hace en las playas y la cantidad de imagenes de tías haciendo topless. Yo me imagino en esa situación, haciendo topless tranquilamente (a día de hoy no lo he hecho) y al día siguiente mientras estoy comiendo en mi casa una rica paella, me veo con las tetas al aire en un reportaje de la "calor" que hace en agosto. En ese momento me atraganto viva con la paella y después de que se me pase el susto, me hincho a denunciar a la cadena que se ha brindado el placer de poner mis domingas en público para que España entera las aprecie.

¿En qué momento las noticias de la información deben violar nuestros derechos y nuestra intimidad? No estamos hablando de que seamos gente pública pues si lo quisieramos ser no hay más que liarla en las revistas y programas de prensa rosa y si en algún momento quisieramos salir con las tetas al aire, pues quizás nos diera por ir por las calles mostrando nuestro atributos a todo ciudadano de nuestra ciudad.

Yo lo tengo muy claro: salgo en televisión en cualquier medio de internet sin mi consentimiento, tanto criticándome, como alabándome, tanto con las tetas al aire o tapada a lo monja y denuncio hasta a los calzoncillos del inutil que se lucra de la privacidad de los demás.